Antes de lo primero: la primera línea

Sobre el avant-garde debo decir que no es un género en si mismo, sino una manera de situarse, tomar una posición, la posición de vanguardia es la que primero enfrenta al enemigo; para esto primero se debe tener un enemigo, el enemigo en el campo musical sería pues, la manera en que la música se ha tranformado en el negocio de unos pocos, haciendo transar la legítima y admirable necesidad de expresión de los músicos, convirtiendo a estos en esbirros del mercado, del marketing, del best-seller. Es una batalla perdida, es decir, será muy díficil cambiar el panorama, pero alguien debe dar la pelea, eso es claro.

Este blog tratará de una suerte de divulgación de ésta lucha, cada disco visitado será como un disparo contra las disquras multinacionales, un disparo contra una metralleta que da doscientos cuando recibe uno y que, si no recibe, también.

Sobre el cine hay una apreciación similar, pero como todos saben, los costos y esfuerzos de producción de un largometraje son tan altos que, no pretender llegar a un gran público es un suicidio, prácticamente sacrificas tu siguiente película si a la actual no le va bien; por lo mismo, desde acá trataremos de llevar a la superficie obras que más se acercan al cine de autor que al de género, considerando al cine de animación no como un género sino como un método, donde aparecen en la primera línea gente como los estudios Ghibli o Pixar.

Antes de comenzar debo agradecer a dos personas, a Martín Akira, mi hijo, quien me hace estar despierto y alerta, aprendiendo para enseñar, con lo cual no me siento más sabio, al contrario, considero que aprendiendo te das cuenta de lo ignorante que eres y lo que te falta por aprender, te motiva a seguir buscando o encontrando. La otra persona es mi amigo Nicolás Ortiz, también conocido en el espacio como Bloby Boy, una persona sabia, en constante encuentro con el intercambio de ideas, con sueños maravillosos y que se encuentra en esa posición o línea de la que hablaba, la primera línea.